Érase una vez que quise Salvar el Planeta

Cuando era niño siempre me fascinó la Biología, pero no me animé a volverla un camino de vida. A  falta de  orientación y convicción, no lo hice; la ironía es que en mi juventud decidí no estudiarla debido a una sola razón…

“No quería ser un maestro y dar clases”

Nunca me consideré una persona afín a las Ciencias, me costó  mucho trabajo en la secundaria pasar las materias de Física y Química, ahora que lo recuerdo, nunca entendí que eran y para qué servían, a mi percepción en ese tiempo sólo eran de relleno para mantenerme ocupado en la escuela.

Siempre me interesé y preocupé por la naturaleza desde que tengo memoria. Tuve la fortuna de nacer en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México y visitar mi primer lugar favorito, el ZooMAT (Zoológico Miguel Álvarez del Toro). Recuerdo que mi mamá me llevaba a mis cursos de verano en el ZooMAT, yo me emocionaba por los recorridos y visitar el animal del día, hacíamos manualidades y como olvidar esos deliciosos Sandwiches de frijol con queso chiapaneco; pensándolo bien, el amor por la naturaleza se dió en ese lugar y lo recuerdo con mucha nostalgia.

Curiosamente la vida o en este caso mi mamá, me orilló a elegir una carrera a los 18 años, ella no estaba dispuesta a tener gente floja no productiva en casa, así que elegí la carrera de Ingeniería Ambiental. En el 2004 comenzó mi aventura, siempre tuve una idea romántica de que salvaría el planeta sin tener que dar clases. Pensé que lograría mi objetivo, todo en favor del ambiente, no obstante, no comprendí en su momento en lo que me estaba metiendo.

Mi experiencia en la universidad fue…

Frustrante

Siempre había  estudiado en escuelas privadas y fue mi primera experiencia en la escuela pública. De por sí no me acople o entendí muy bien a mis maestros antes de los 18 años; fue mucho más complicado aprender con diversos maestros debido a su distintiva y carente motivación existencial de dar clases (no sé si era ignorancia a falta de conocimientos de pedagogía o sólo les importaba cobrar su sueldo), la razón por la cual afirmo su falta de interés es que no atendían sus clases en los días y horarios que ellos establecían. Perdí la Fe y las ganas de seguir, no obstante, por alguna extraña razón entre mi decepción, falta de inteligencia emocional, falta de diplomacia y múltiples otros errores que cometí al discutir con algunos maestros; logré terminar.

No fui inteligente, me faltó experiencia y casi no termino. Estoy feliz de que encontré gente en el camino que me ayudó a terminar y no desistir.

Le agradezco a las siguientes personas debido a que si no fuera por ellos no tendría una carrera:


  • Ana María Elisa Díaz de la Garza
  • Ana María Díaz Díaz
  • Eduardo Díaz Díaz 
  • José Antonio Serrano Casillas
  • Juan Cervantes Pérez

Nunca tuve un plan al terminar, no sabia qué hacer con mi vida y la verdad fui impulsivo. Terminé tomando decisiones nada prácticas y pensadas, sólo impulsivas a falta de un plan de vida.

Impartí clases para sobrevivir

Ironía

Trabajé un par de años como maestro y en una planta de tratamiento de aguas residuales de un Costco (es una tienda grande estilo SAMS Club).

La escuela donde yo impartía clases tuvo que cerrar por falta de matrícula, al dar clases me di cuenta de que en realidad yo no era tan inútil como yo pensaba, estuve de maestro en clases de Física, Matemáticas, Geografía y Ecología.

Curiosamente cuando me quedé sin trabajo la mamá de dos alumnos me contrató; por alguna extraña y afortunada razón llegué a la Administración Pública. Me capacitaron, me convertí en asesor, auditor y capacitador de Sistemas de Gestión de la Calidad en una Secretaría de Gobierno. En este nuevo trabajo me cansé de ser técnico en la planta de tratamiento de aguas residuales y renuncié.

Pasé años en la administración pública hasta que también me cansé, amaba el trabajo pero por más que me esforcé no pude crecer, me sentí estancado y frustrado nuevamente. Volví a ser impulsivo y en mi último año de trabajo en gobierno decidí regresar a la misma universidad en la cual hice mi carrera para hacer una Especialidad en Diagnóstico y Gestión Ambiental nuevamente con la idea romántica de regresar a mi supuesta misión de salvar el planeta. Pero, me encontré con el mismo problema de la carrera (acaso no aprendo y soy un tonto; sí). Después de una serie de eventos desafortunados pero con más experiencia, terminé la Especialidad a pesar del acoso que sufrí por la coordinación y renuncié a la administración pública.

Me tomé un descanso, viaje y no tenía claro mi objetivo o propósito. Por otra serie de malas decisiones económicas tuve que regresar a vivir con mi mamá y el único trabajo que pude conseguir fue dando clases (la ironía regresa).

Laboré en un colegio con una dinámica muy peculiar, fue el trabajo más demandante de mi vida, impartí clases de Ciencias en Inglés en ese colegio, aprendí muchísimo, pero llegó el estancamiento a falta de crecimiento y tomé otra decisión radical. Antes de partir decidí estudiar mientras trabajaba una Maestría en Educación con Orientación en Innovación y Tecnología Educativa.

Decidí buscar otro ambiente laboral y estoy trabajando en un nuevo colegio que tiene una visión de trabajo diferente, aquí he podido enfocarme en mejorarme a mí mismo en todos los aspectos, tuve la fortuna de volverme papá y se acabó la impulsividad, tengo la necesidad de planear mis metas a corto, mediano y largo plazo.

Dentro de estas metas está mi deseo de “Salvar el planeta” proponer un Proyecto de Impacto Social que contemple el Cuidado del Ambiente al concientizar a nuestra comunidad, es decir, dando clases educarnos.

Fuera de una tecnología milagrosa que resuelva todos nuestros problemas sin alterar nuestras comodidades, es momento de cuestionarnos…

¿Qué impacto tienen nuestras decisiones en el ambiente?

Existen muchas perspectivas relativas al cuidado del ambiente que deseo compartirles, pero este post no es ni será suficiente para hacerlo. Por lo cual, las iré planteando aquí en la Ingeniería Filosófica.

He regresado

“No puedo cambiar el mundo yo sólo”


NOTA IMPORTANTE: Las imágenes utilizadas en el encabezado y pie de página de este post son propiedad de Steffen Kraft, puedes conocer más de su trabajo en el siguiente enlace @iconeo.

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